La serpiente ha sido desde el principio de los tiempos un animal considerado maligno en la mayoría de las civilizaciones y muy relacionado con el mundo funerario en muchas de estas. Desde el Génesis cristiano, pasando por la mitología egipcia e incluso llegando al frío mundo de las civilizaciones nórdicas, este animal ha sido continuamente hostigado como representante de la muerte. Pero, ¿Ha sido esto así siempre?
En la cultura megalítica se consideraba a este animal el símbolo del alma humana como se puede ver en un menhir frente al sepulcro de Manio II en el cual se hallan representadas cinco serpientes. También en Creta se han hallado piedras sepulcrales con manifestaciones de estos reptiles. Se supone que este simbolismo se refiere a la vida subterránea del alma.
Por el contrario, en la mitología celta la serpiente era considerada un animal benévolo, símbolo de fertilidad y regeneración de la naturaleza al observar cómo, tras mudar su piel, continuaba viviendo. Se le consideraba un ser inmortal, lo que le dio gran importancia dentro de la cultura celta, relacionándola incluso con la sabiduría.
En Egipto la visión ya es diferente.Son varias las representaciones de este animal con diferentes motivos religiosos. Empezando por las connotaciones negativas, en primer lugar tenemos a Apofis, una enorme serpiente cuya misión es tratar de destruir la barca en la que viaja el dios solar Ra para evitar así que completase su viaje nocturno y que las tinieblas reinasen en el mundo. Es una representación necesaria del Caos, puesto que los egipcios entendían que tanto el bien como el mal eran necesarios como principios complementarios. Aparece representada en diferentes escenas en el libro de los muertos o en los textos de las pirámides: persiguiendo la barca solar de Ra, combatiendo y siendo alanceada por algún personaje, o siendo atacada por un gato, animal protector del hogar en el Antiguo Egipto.
Como curiosidad, se sabe que en el templo de Amón Ra de Tebas, cada mañana los sacerdotes quemaban una figura de cera que representaba a este animal para acabar ella, aunque al ser una figura inmortal revivía por la noche nuevamente, por lo que este ritual debía realizarse todas las mañanas.
La figura de la serpiente posee una gran importancia en el día a día del Antiguo Egipto y es que hay que añadir que, según la historiografía, la reina Cleopatra VII se suicidó dejándose morder por un áspid. Este hecho ha sido representado en el arte por numerosos artistas y recreado en la literatura y el cine en multitud de ocasiones en la que el toque dramático era el punto final de la obra.
Además, hay que añadir para finalizar este apartado que la serpiente pese a las connotaciones negativas que pudiese tener, tenía una gran importancia entre la realeza egipcia, y es que la diosa Uadyet, representada como una cobra, era la diosa protectora del Bajo Egipto y aparecía en el aureus del faraón. Esto es debido a que, en los inicios de la religión egipcia, los antiguos habitantes del Nilo elegían animales poderosos de los que adoptaban en cierta medida su poder mágico y fuerza. Por esto no es raro ver a algunos faraones representados como animales en algunas paletas o tablillas antiguas, caso de Narmer en su paleta representado como un bóvido derribando las murallas de la ciudad.
En la mitología clásica, es conocido el episodio en que Hércules o Heracles acaba con dos serpientes. Este mito cuenta que, con sólo ocho meses, dos serpientes son enviadas por Hera para acabar con el niño mientras está en la cuna. En ese momento, Anfitrión, aun duda de cuál de los dos niños que está criando es hijo suyo y cuál es retoño de Zeus. Volviendo al mito de Heracles, los dos niños despiertan al acercarse los reptiles a su cuna y es en ese momento cuando el héroe, utilizando su fuerza divina estrangula a los dos animales y queda claro que es el hijo del dios Zeus.
En el Génesis cristiano, la serpiente es la representación del mal, el animal que tentará a los primeros hombres en el Paraíso con una manzana, por lo que serán expulsados del Paraíso para vagar por la tierra. La serpiente también fue castigada por Dios negándole desde ese momento la capacidad de andar.
El Señor Dios dijo a la serpiente:
“Por haber hecho esto,
maldita seas entre todos los ganados
y entre todas las bestias del campo.
Te arrastrarás sobre tu vientre
y comerás del polvo de la tierra
todos los días de tu vida.”
Génesis 3:14
Pese a esto, la serpiente vuelve a aparecer en la Biblia en el relato de Moisés como un instrumento de Dios, y posteriormente del mismo Moisés como bastón que le serviría de prueba para los incrédulos que no creyesen en el poder de Dios.
En la cultura nórdica, Jörmundgander, la serpiente de Midgard, es un animal gigantesco hijo del dios Loki y la gigante Angrboda. Se dice que, al ser presentado ante los dioses, Odín lo desterró al océano para librarse de tan feo ser. Pese a esto, este monstruoso animal siguió creciendo en su nuevo elemento hasta tal punto que rodeó con su cuerpo el mundo y mordió su cola mientras seguía avanzando. Se dice que continuará así hasta el Ragnarok, momento en que morirá a manos de Thor, el dios del trueno, quién morirá también en dicho combate.
Es representado como una enorme serpiente con grandes escamas y una cabeza similar a la de un dragón. Es uno de los tres hijos de Loki, junto al lobo Fenrir y Hel, diosa de los infiernos. Pese a que morirá a manos del dios del trueno, se enfrentarán dos veces antes del Ragnarok.
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