Hay una figura representada en el muro exterior norte del templo de Amón en Karnak, que tuvo la suerte de no desaparecer durante el mandato de Ramsés II. Esta imagen de Mehy, el organizador del grupo y portador del abanico, entre otros títulos que portaba durante el mandato de Seti I, nos muestra la figura de un militar muy cercano al faraón, tanto como Paramessu lo había estado de Horemheb.
¿Qué queremos decir con esto? Es sencillo, la dinastía XIX se inicia con un faraón llegado al poder desde el plano militar y el cual designa a su sucesor, no por consanguinidad, sino por méritos militares. Así, tras el periodo en que Horemheb fue faraón de Egipto, llegó al poder Paramessu, un general cercano al faraón que había demostrado su valía como soldado y como consejero.
Entronado como Ramsés primero, no pudo más que elegir a su hijo Seti para sucederle, no sólo por los títulos que su hijo poseía ya durante el mandato de Horemheb, sino porque gobernó apenas unos meses. Tras poco más de un año en el trono, falleció Ramsés I, y su hijo se hizo con el trono gracias a todos los títulos que tuvo la suerte de recoger durante el mandato de los dos faraones anteriores, sin dejar que su padre eligiera otro sucesor.
Es por este motivo, que el príncipe Ramsés II, viendo que había una figura militar importante y cercana a su padre, tratara de eliminarle para no perder su posible ascenso al trono, situación que, vistos los precedentes, era muy posible. Es por este motivo por el que la mayoría de representaciones de Mehy desaparecieron, o fueron alteradas para representar al joven príncipe acompañando a su padre en la batalla, en lugar de Mehy.
Como indicamos al comienzo, la figura de Mehy puede observarse en el muro norte exterior de la sala hipóstila del templo de Amón en Karnak, acompañando al faraón Seti en combate contra sus enemigos libios y asiáticos. Esta posición de privilegio, sumado al título de comandante de la tropa, nos lleva a pensar que este personaje poseía un lugar eminente en la corte y que Seti lo grabase tan cercano a él hace suponer que podía pensar en Mehy como su sucesor.
La figura de Mehy, del que tenemos constancia de que participó en las dos primeras campañas militares de Seti I, desaparece tras estas, y ya no sabremos más de su persona. Es más, no se le representa ni nombra en la tercera campaña, por lo que intuimos que se le aplicó la damnatio memoriae, proceso que consistía en borrar todo rastro escrito o figurado de una persona, y que fue aplicado por ejemplo anteriormente a Akhenaton, el faraón hereje, para borrar todo rastro suyo de la historia.
Pese a los intentos de Ramsés por reemplazar a esta figura y tratar de hacerla desaparecer, aún conservamos algunos restos de relieves y poemas en los que se le nombra. En la imagen que pueden observar, vemos al faraón Seti I a punto de atacar con su lanza a un enemigo y escoltado por dos figuras. Sabemos que la figura de la derecha representaba a un arquero, Mehy, al que posteriormente se borró con yeso la inscripción que tenía en la parte superior para añadir un abanico.
Pese a todo, el príncipe Ramsés consiguió su objetivo y alcanzó el poder, previo paso de una corregencia de cinco años con su padre Seti I para garantizar su estabilidad en el trono dejando en las sombras de la historia a este enigmático personaje.
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