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Foto del escritorThot

Cosas maravillosas

Corría el año 1922 cuando quiso la suerte que Howard Carter hallara la entrada a la tumba del que a la postre sería el faraón más famoso de la historia: Tutankhamon. Tras varias campañas arqueológicas y mucho dinero invertido por parte de su mecenas, Lord Carnarvon, el incansable arqueólogo logró encontrar los escalones que daban acceso a la última morada del joven faraón.


Lord Carnarvon y Howard Carter

El nombre de Tutankhamon apareció en diversos objetos en la KV54 en 1907, lo que llevó a los arqueólogos a pensar que esta debía ser su tumba, dando por sentado que en el Valle de los Reyes ya no quedaba ninguna otra y que el valle estaba ya exprimido en cuanto a tesoros se refería. Carter no se rindió, y continuó buscando en esta zona hasta que el 4 de noviembre de 1922, tropezó con el primero de los escalones que daban acceso a la tumba.


La KV62, denominada de esta forma por el orden de descubrimiento en el Valle de los Reyes, había queda enterrada y prácticamente intacta durante milenios debido a que sobre ella se encontraban las cabañas de los trabajadores de la época Ramésida, lo que propició su salvación. Esto evitó que los saqueadores de tumbas se hiciesen con los tesoros que la tumba poseía, dejando el lugar prácticamente intacto salvo dos breves incursiones que sufrió nada más sellarse la entrada.


No sería hasta el día 26 del mismo mes cuando conseguirían acceder al interior de la misma. La retirada de escombros y arena hasta hallarse frente a la entrada de la tumba, les llevó a Carter y sus empleados tres semanas de duro esfuerzo, pero finalmente pudieron acceder al interior, cruzar el corredor y llegar frente a la pared de la primera antecámara, en la que realizaron una pequeña apertura para poder ver el contenido de la sala a la que intentaban acceder.


Es en este momento cuando al carismático arqueólogo se le atribuye su más célebre frase, cuando al ser preguntado que veía en el interior de la estancia, él respondió: “Veo cosas maravillosas”. Y no mentía, pues en el interior de la antecámara, que era la sala que estaba visualizando, Howard Carter y su equipo catalogaron 5398 objetos del faraón a lo largo de las siguientes siete semanas.


De todos los objetos habría que destacar los dos guardianes que estaban junto a la pared que daba acceso a la cámara sepulcral, tres lechos funerarios, el sarcófago de oro, el trono del faraón, y por supuesto la más que conocida máscara funeraria de Tutankhamon.


Máscara de Tutankhamon

Pero, ¿hasta qué punto fue importante este faraón en la historia de Egipto? Pues, pese a todo el ajuar funerario hallado, se sabe que el joven Tut, no fue ni de lejos de los más ricos y su ajuar no debía ser de los más impactantes en comparación con otros soberanos, aunque su importancia radica en que, en su caso, si se halló intacto.

Para que se hagan una idea, cuando se descubrió su tumba, nunca se pensó que se encontrarían con un faraón, y esto es debido a la simplicidad y sencillez de la tumba, en la que algunas paredes ni siquiera estaban pintadas. Esto se debió a la prematura muerte del faraón y es posible que su tumba aún no estuviese dispuesta y tuviese que ser enterrado rápidamente.


SI quieren saber más sobre este enigmático faraón y su ajuar, aprovechen para visitar la exposición que pueden encontrar en IFEMA desde el 23 de noviembre hasta el 19 de abril.

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1 Comment


Alfonso De León
Alfonso De León
Jan 03, 2020

Muy interesante, como siempre !

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