Un aspecto poco conocido del mundo funerario egipcio es el misterioso libro de los Dos Caminos. La inmensa mayoría de la gente conoce o ha oído hablar del “Libro de los Muertos”, un compendio de sencillas directrices, conjuros y oraciones para facilitar y garantizar la entrada del difunto en el Más Allá, pero poco o nada saben del “libro” que vamos a tratar a continuación.
Los textos de los sarcófagos, llamados así por su lugar de ubicación son un conjunto de textos que comienzan a surgir entre el 2000 y el 1600 a.C. en un proceso en el que se intenta conseguir una igualdad mayor para todo el mundo en el Más Allá. Ya no es sólo el faraón el que renacerá en la otra vida como un Osiris viviente, sino que todos pueden aspirar a hacerlo. Hay que tener en cuenta que las directrices para conseguir la otra vida tras la muerte eran muchas veces difícilmente alcanzables para la población más humilde, pues no todo el mundo podía poseer una tumba, o podía costearse la momificación. Con el fin de hacer más accesible la llegada al otro mundo de la gente de los escalones inferiores de la sociedad, al final ya no era necesario ni tan siquiera el cuerpo intacto, o incluso el libro de los Muertos pues se podía superar el juicio de Osiris con tan sólo un pasaje del mismo.
Pese a todo, los más pudientes de la sociedad que podían permitirse poseer un ataúd, su momia, su ajuar y su libro de los muertos, evolucionan un poco más y comienza a aparecer representado dentro de los sarcófagos el Libro de los Dos Caminos.
Hay que indicar al lector que no es un “libro” al uso, sino un conjunto de inscripciones representadas en el interior de los sarcófagos, distribuidas en hileras a veces de gran colorido y en las que pueden aparecer representaciones, al contrario de lo que sucede en los textos de los sarcófagos en los cuales sólo aparecen inscripciones.
Este texto aparece representado al fondo del sarcófago y es a grandes rasgos un mapa del inframundo egipcio, del cual vamos a repasar su situación, habitantes y rasgos más conocidos.
Los textos hablan de dos senderos diferenciados, de los cuales recibe el nombre, dos caminos antagónicos pero complementarios convergentes en un mismo punto final: la Isla de Fuego.
El primero de ellos es un camino de agua y el segundo es un camino de fuego. Ambos caminos están plagados de peligros para el caminante que desee llegar hasta el final, pues durante su trayecto encontrarán demonios representados de color rojo y seres horribles a los que evitar como Mathes, el que empuña el cuchillo, o Baba, un demonio a veces bueno y a veces malo que protege la linde del Lago de Fuego.
Por numerosos textos sabemos que, además, parte del trayecto lo componían la Isla de las brasas, situada en el Campo de Fuego, las murallas de Fuego, etc.
El difunto viajaba en una barca tanto en el camino del agua o por encima de la piel de la serpiente Apofis si elegía el camino de fuego, siendo el destino final la Isla de Fuego o la colina primigenia. Toda esta temática tiene una gran similitud con las leyendas griegas del Lago Estigia y la barca de Caronte.
Comentários