Qebehsenuef, Duamutef, Imsety y Hapy. El halcón, el chacal, el hombre y el babuino. Su irrupción en el contexto funerario tiene lugar en el Reino Nuevo, momento en el cual los vasos canopos dejan de tener rostros humanos para ser sustituidos por los cuatro hijos de Horus.
Hasta ese momento, los vasos canopos que aparecen en el Antiguo Egipto a partir de la IV dinastía, poseían rostros humanos. De hecho, el mismo nombre que reciben estos vasos es por culpa de Canopo, un timonel de Menelao que era adorado en forma de jarra en el delta del Nilo y con el cual se confundirían estas jarras. Este error de los primeros egiptólogos llevó a que en la actualidad se les reconozca de esa forma aun sabiendo que las imágenes de los vasos no corresponden con la del personaje.
Estas urnas, que servían para almacenar las vísceras de los difuntos, eran colocadas junto al sarcófago en el lado sureste del mismo. La evolución simbólica que sufren estos utensilios a lo largo de la historia es cuanto menos significativa, pues pasan de ser meras jarras con tapas lisas incluidas dentro de una caja de piedra en el Reino Antiguo, a ser sustituidas por cabezas humanas en el Primer Periodo Intermedio. Más adelante serán sustituidas por las testas de los hijos del dios Halcón e introducidas dentro de cajas de madera que imitaban a los ataúdes de la época y posteriormente en un cofre de piedra a modo de sarcófago. Finalmente, cada vaso se hacía cargo de proteger un órgano diferente del difunto.
El que representaba al halcón contenía los intestinos y era puesto bajo la protección de la diosa Selket; el estómago se colocaba en el representado por el chacal y bajo la protección de Neith; el hígado en el interior del vaso de cabeza humana protegido por la diosa Isis; Por último, la tapa con cabeza de babuino contenía los pulmones y estaba protegidos por la diosa Neftis.
En este momento los órganos dejan de ser tenidos en cuenta como tal y pasan a ser genios funerarios, y más adelante, pese a que los órganos a veces eran devueltos al difunto tras la momificación, se siguen manteniendo los objetos para su culto. Entre la realeza, se hallan diferencias, como el hecho de sustituir las cabezas por las del faraón y guardar las vísceras en pequeños sarcófagos, aunque con la llegada de la XX dinastía, los vasos canopos vuelven a ser independientes sin un contenedor que se pueda identificar. Volverán a aparecer durante la XXVI dinastía siendo nuevamente reconocibles con los rostros ya mencionados.
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